Madrid volvió a ser ayer el escenario de una de las movilizaciones más importantes del año: el Orgullo LGTBI+ Estatal. Una manifestación que, como cada año, marca no solo una cita simbólica, sino también una herramienta política para visibilizar, denunciar y reclamar.

Activistas de Arcópoli en el Orgullo LGTBI+ 2025.

Desde Arcópoli hacemos una valoración muy positiva de esta edición. Hemos visto un Madrid lleno de cuerpos visibles, pancartas combativas, consignas políticas y, sobre todo, conciencia. Conciencia de que lo que celebramos es, ante todo, una lucha organizada que viene de lejos y que no se detiene.

 

La política está aquí

El coordinador de Arcópoli realiza unas declaraciones en el Orgullo LGTBI+ 2025.

En medio del recorrido, el coordinador general de Arcópoli, Luis Fernando Rosales, declaraba en directo para Televisión Española:

“En Europa nuestros derechos se están viendo amenazados.”

Una afirmación clara, que contextualiza el momento político que atraviesa el colectivo LGTBI+ en Europa y en el mundo: leyes regresivas, censura educativa, ataques institucionales, criminalización de personas trans, censura cultural y retroceso en protección jurídica.

Luis Fernando añadió también:

“Es importante decirle a la derecha y a la ultraderecha española que no nos vamos a callar, que no vamos a dar ni un paso atrás y que vamos a continuar reivindicando nuestros derechos y peleando por ellos.”

Un mensaje necesario. Porque lo que está en juego no es una cuestión de “opiniones enfrentadas”, sino de derechos fundamentales frente a un avance coordinado del odio.

 

El Orgullo no es escaparate. Es revuelta.

Desde Arcópoli volvemos a insistir: el Orgullo no puede convertirse en un espacio de blanqueamiento político ni en un escaparate comercial. No estamos aquí para desfilar ante instituciones que nos recortan por la mañana y se colocan la bandera por la tarde (y otras que incluso se niegan a hacerlo). 

Este Orgullo ha sido, para muchas, una línea roja.

Frente a quienes nos criminalizan, nos comparan con pederastas, nos acusan de corromper menores o nos niegan como personas, este año hemos visto un Orgullo que responde. Que politiza. Que recuerda que no todas las voces del movimiento LGTBI+ callan o negocian con quien nos margina.

Arcópoli no calla.
Arcópoli denuncia.
Arcópoli incomoda.
Y lo seguiremos haciendo.


Un bloque que encarna nuestra visión del colectivo

Nuestra participación en la manifestación ha sido también motivo de enorme orgullo interno. El bloque de Arcópoli ha estado formado por personas rusas, ucranianas, latinas, españolas… migrantes, racializadas, trans y refugiadas. Todas ellas han representado con fuerza la visión que defendemos desde hace años:

El odio nos señala, pero no nos borra

Hemos caminado con orgullo, sí. Pero también con rabia. Con conciencia. Con memoria.

Porque lo que vivimos ayer no fue una fiesta, fue una toma del espacio público. Fue una respuesta colectiva frente a los que quieren encerrarnos otra vez en los márgenes.
Y a quienes intentan silenciarnos desde sus escaños o sus platós, les decimos que no nos vamos a callar.

 

EL ODIO NOS SEÑALA, PERO NO NOS BORRA.

Somos orgullo, memoria y resistencia.

Seguimos. Sin permiso. Sin miedo. Sin retrocesos.