En Arcópoli manifestamos nuestra profunda preocupación y rechazo ante la reciente decisión del PSOE de prohibir a sus cargos públicos y orgánicos el uso de las siglas Q+ junto a LGTBI cuando actúen en nombre del partido, así como su determinación de declarar nulas todas aquellas resoluciones que vinculen el concepto queer —o el símbolo “+”— a la lucha contra la homofobia, la transfobia y los discursos de odio.

Esta medida no es un gesto inocuo ni una cuestión terminológica: supone un retroceso en el reconocimiento de realidades diversas que forman parte inseparable del colectivo LGTBI+. El “+” y la “Q” visibilizan a personas que históricamente han sido marginadas, incluso dentro del propio activismo, como las personas queer, no binarias, asexuales o pansexuales.

No podemos ignorar que esta decisión llega después de años de tensiones dentro del propio PSOE, donde un sector contrario a los avances en materia de diversidad de género y sexual —identificado con posturas TERF— ya puso enormes obstáculos a la aprobación de la Ley LGTBI, conocida como Ley Trans. Aquel proceso legislativo estuvo marcado por retrasos, negociaciones forzadas y discursos que cuestionaban derechos básicos de las personas trans, a menudo desde dentro del propio partido que dice defender la igualdad.

Es además falso sostener que la Q+ no está vinculada a la lucha contra la homofobia, la transfobia o los discursos de odio. El término queer nace históricamente como un insulto contra las personas cuyas identidades y orientaciones no encajaban en la norma heterosexual o cisgénero. Desde finales del siglo XX, y gracias a la acción política y cultural de activistas, el colectivo se reapropió de la palabra para convertirla en bandera de resistencia contra todas las formas de opresión basadas en la sexualidad, el género o la expresión de este. Lo queer no solo está ligado a la lucha contra la homofobia y la transfobia, sino que ha sido, y sigue siendo, uno de los marcos más potentes para entender y combatir la violencia estructural y cultural que nos afecta. Invisibilizarlo es invisibilizar una parte de nuestra historia y de nuestras estrategias políticas.

Hoy, en un contexto político en el que crecen los ataques de la extrema derecha y otros sectores reaccionarios contra los derechos LGTBI+, nos preguntamos:

La decisión de eliminar la Q+ envía un mensaje devastador: que hay vidas que se consideran menos dignas de reconocimiento político e institucional. Y lo hace en un momento especialmente peligroso, cuando el discurso excluyente ya ha encontrado eco mediático y parlamentario.

Desde Arcópoli exigimos al PSOE que rectifique de inmediato. La historia de los derechos LGTBI+ en España se ha escrito desde la suma, no desde la resta. El “+” no es una moda ni un capricho: es un compromiso con todas las realidades que aún luchan por existir en igualdad.

Porque nuestras vidas no caben en siglas recortadas. Porque cada identidad importa. Porque el “+” es la promesa de que nadie será dejado atrás.