El 1 de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, una fecha crucial para recordar a aquellas personas que han sufrido esta patología y consolidar nuestro compromiso en la batalla contra el virus del VIH.

Por Hugo Melgarejo | Voluntario Arcópoli

 

El VIH, que tuvo un impacto notable en la década de 1980, ha sido un desafío sin precedentes que, durante su surgimiento y en la actualidad, ha tenido un impacto en la sociedad, la economía y la vida de muchas personas, especialmente en la comunidad LGBTI+.

 

La metamorfosis social. Del estigma al respaldo.

En sus inicios, el SIDA se encontraba rodeado de temor y estigma debido a la carencia de conocimientos acerca de su forma de transmitirse y la conexión de la infección con los hombres gais y bisexuales. Esta asociación errónea generó una ola de discriminación y prejuicios hacia la comunidad LGBTI+ que aún persiste en la actualidad. El miedo al contagio, la desinformación y la homofobia crearon un ambiente hostil que dificultó la prevención y el acceso a la atención médica para muchas personas LGBTI+ que vivían con VIH.

La difusión de información, la educación sexual y el activismo han desempeñado un papel fundamental en la disminución del estigma y la discriminación, fomentando la inclusión y el respaldo a las personas que conviven con el VIH.

A pesar de que todavía no se dispone de una cura definitiva para el VIH los progresos en la medicina y la ciencia han sido espectaculares. Durante el desarrollo de la terapia antirretroviral (TAR) se ha convertido el virus VIH una patología
mortal a una crónica eficaz. Se trata de un grupo de medicamentos que impiden que el virus se replique, lo cual ha disminuido significativamente la mortalidad y mejorado la calidad de vida de las personas que VIH.

Las personas LGBTI+ continúan enfrentando barreras significativas para acceder a la prevención y el tratamiento. Estas barreras incluyen:

Además del TAR, la investigación científica continúa explorando nuevas estrategias para combatir el VIH, tales como la terapia previa a la exposición (PREP), el tratamiento preventivo para personas con un alto riesgo de infección y la búsqueda de una vacuna efectiva. Estos progresos nos conducen a un futuro en el que VIH sea una infección del pasado.

La PrEP ha sido un avance fundamental en la prevención del VIH, especialmente para la comunidad LGBTI+. Esta píldora, que se toma diariamente, ha demostrado ser altamente efectiva en la prevención de la transmisión del VIH entre hombres que tienen sexo con hombres. La PrEP ofrece a las personas LGBTI+ una herramienta de empoderamiento para tomar el control de su salud sexual y reducir su riesgo de infección.

El VIH también ha sido particularmente relevante en los países con ingresos bajos, especialmente en el África subsahariana, donde la carencia de tratamiento y la prevención han tenido consecuencias nefastas. La pandemia tuvo un impacto significativo en la población en edad de trabajo, debilitó los sistemas sanitarios y obstaculizó el desarrollo económico y social.

Las organizaciones internacionales como ONUSIDA y el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria se dedican a brindar apoyo a los países afectados, facilitándoles el tratamiento, la prevención y la atención.

 

Una mirada inclusiva

Es crucial reconocer que las personas LGBTI+ no son un grupo homogéneo. Las mujeres trans, las personas LGBTI+ racializadas y las personas LGBTI+ que viven en situación de pobreza enfrentan mayores desafíos en el acceso a la salud y la justicia social. Una respuesta efectiva al VIH/SIDA debe abordar las necesidades específicas de las personas LGBTI+ que se encuentran en la intersección de múltiples identidades marginadas.

 

Un futuro lleno de esperanza

A pesar de los obstáculos constante, se han obtenido progresos significativos en la batalla contra el VIH. De acuerdo con la ONUSIDA, la tasa de mortalidad relacionada con el VIH ha disminuido un 60% desde que alcanzó su máximo en 2004. La
investigación científica, la medicina y el compromiso social nos han conducido a un momento en el que podemos apreciar un futuro esperanzador en el que el SIDA ya no sea una amenaza mundial.

 

En palabras de Luis Fernando Rosales, Coordinador General de Arcópoli:

«En este Día Mundial de la Lucha contra el SIDA, renovamos nuestro compromiso de seguir trabajando por una sociedad más justa, inclusiva y libre de estigmas. Los avances en la prevención y el tratamiento del VIH son un recordatorio de lo que podemos lograr cuando unimos esfuerzos, pero no debemos bajar la guardia. Es crucial garantizar que todas las personas, sin importar su orientación sexual, identidad de género, origen, situación socioeconómica, etc. tengan acceso pleno a la salud y la dignidad que merecen. Desde Arcópoli, seguiremos luchando hasta que el VIH deje de ser una amenaza y prevalezca la igualdad para todas. Juntas, construyamos un futuro lleno de esperanza y solidaridad.»

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