Luis Fernando Rosales, Coordinador General.


Mientras España enfrenta problemas graves como la crisis de vivienda, la sanidad colapsada y el deterioro de la educación pública, el PP y Vox han decidido centrar su agenda política en restringir los derechos de las personas trans. En lugar de abordar las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía, estos partidos han optado por utilizar el odio y la discriminación como herramienta política.

 

En un momento en el que España enfrenta problemas urgentes y estructurales que afectan a millones de personas, el Partido Popular (PP) y Vox continúan empeñados en dirigir sus esfuerzos políticos contra los derechos del colectivo LGTBI+, y en especial, de las personas trans. Mientras la crisis de vivienda expulsa a familias enteras de sus hogares, la sanidad pública se desmorona y la educación pública sufre un ataque sistemático, el PP y Vox han decidido que la prioridad de su agenda política es restringir derechos a una minoría históricamente perseguida.

El pasado mes de enero, conocíamos que el PP registrará en las Cortes una proposición de ley para modificar la Ley Trans y la Ley del Deporte, con el supuesto objetivo de «garantizar la igualdad de oportunidades en las competiciones femeninas». Sin embargo, detrás de este eufemismo se esconde una estrategia clara: la expulsión de las mujeres trans del deporte y su criminalización en el ámbito público. Esta ofensiva no se limita al Congreso, ya que en el ámbito autonómico y municipal también se están promoviendo iniciativas similares. En Toledo, PP y Vox han pedido prohibir que las deportistas trans compitan fuera de su «categoría biológica», demostrando así que su prioridad no es gobernar para todos los ciudadanos, sino utilizar su poder para atacar a colectivos vulnerables.

 

Mientras el PP y Vox atacan a las personas trans, España se hunde en problemas graves

El Partido Popular gobierna actualmente en once comunidades autónomas y, en lugar de utilizar su posición para mejorar la vida de la ciudadanía, han decidido convertir a las personas trans en su nuevo enemigo público. Esta estrategia no solo es moralmente repugnante, sino también irresponsable. En España, según datos del Consejo General del Poder Judicial, los desahucios han aumentado un 30% en el último año, y la falta de acceso a la vivienda es uno de los problemas que más angustia a la ciudadanía.

En cuanto a la sanidad pública, las listas de espera han alcanzado cifras récord: más de 800.000 personas esperan para una operación y cientos de miles no pueden acceder a un especialista en tiempo y forma. La educación tampoco se salva del desmantelamiento: en comunidades gobernadas por el PP, como Madrid, se han eliminado más de 2.000 plazas en educación infantil, dificultando el acceso de las familias trabajadoras a una enseñanza de calidad.

Todos estos problemas están bajo la competencia directa de los gobiernos autonómicos y municipales del Partido Popular, que, en lugar de afrontarlos, prefieren desviar la atención hacia un enemigo inventado. El odio y la discriminación hacia las personas trans se han convertido en su bandera, copiando la estrategia del trumpismo estadounidense y de la ultraderecha europea.

 

La manipulación del discurso sobre las personas trans en el deporte

Uno de los argumentos favoritos del PP y Vox para atacar a las personas trans es la supuesta «ventaja biológica» de las mujeres trans en el deporte. Sin embargo, este discurso carece de base científica. Numerosos estudios han demostrado que no existe una ventaja significativa tras dos años de terapia hormonal, y organismos internacionales como el Comité Olímpico Internacional permiten la participación de mujeres trans en el deporte desde hace años sin que ello haya supuesto un problema.

Además, si el PP y Vox estuvieran realmente preocupados por la equidad en el deporte femenino, abordarían cuestiones estructurales como la brecha salarial, la falta de financiación y el escaso apoyo mediático que reciben las mujeres deportistas. Pero su interés no es la justicia deportiva; su objetivo es deshumanizar a las personas trans y utilizarlas como cortina de humo para no hablar de los problemas que afectan a la mayoría de la población.

 

La historia se repite: la estrategia del odio como herramienta política

El ataque del PP y Vox contra las personas trans no es nuevo ni exclusivo de España. A lo largo de la historia, las minorías han sido señaladas como chivos expiatorios para desviar la atención de problemas estructurales. Lo vimos en el franquismo con la persecución de personas LGTBI+, en la Europa de los años 30 con el auge del fascismo y en la América de Trump con la criminalización de los inmigrantes y el colectivo LGTBI+.

El discurso de «proteger a las mujeres» que utilizan el PP y Vox no es más que una coartada. Si realmente les preocupara la seguridad y el bienestar de las mujeres, estarían reforzando las políticas contra la violencia machista en lugar de pactar con un partido como Vox, que niega su existencia. Si les interesara el deporte femenino, aumentarían su inversión en infraestructuras y becas. Pero su único interés es utilizar el miedo y la desinformación para avanzar en su agenda reaccionaria.

 

Desde Arcópoli, exigimos políticas para todas, no para la exclusión

Desde Arcópoli denunciamos esta ofensiva contra los derechos del colectivo trans y exigimos que PP y Vox dejen de instrumentalizar a una minoría para tapar su ineficacia en la gestión de los problemas reales de la ciudadanía. Exigimos soluciones para la crisis de vivienda, un refuerzo de la sanidad pública y garantías para el acceso universal a la educación.

Los derechos humanos no son negociables, y las personas trans no van a desaparecer por mucho que la ultraderecha y el trumpismo español intenten borrar su existencia. No permitiremos que el odio se convierta en una política de Estado.